El multimillonario Bill Gates: divorciarse de su esposa es el mayor error del que se arrepiente

En una entrevista con el Times de Londres publicada durante el fin de semana, el Sr. Gates, de 69 años, habló sobre su divorcio de 2021 de su esposa de 27 años.

Reveló que uno de sus mayores objetivos en la vida es tener un matrimonio de 45 años como sus padres.

Ha hablado con franqueza sobre su decisión de divorciarse de Melinda French, calificándola de "el error del que más me arrepiento".

"Solía animar a Melinda a ser más tranquila que mi madre, pero ambos éramos muy ambiciosos. Pasaba más tiempo con los niños que mi padre, pero la proporción seguía siendo de 10/1, y Melinda se encargaba de la mayoría de las tareas relacionadas con los niños. Nos lo pasábamos genial", compartió.

La Sra. French y el Sr. Gates se casaron en 1994 en Hawái. En el año 2000, cofundaron la Fundación Bill y Melinda Gates, una organización sin fines de lucro dedicada a erradicar la pobreza y combatir las enfermedades a nivel mundial. Sin embargo, tras su separación, la Sra. French, de 60 años, renunció a la fundación en mayo de 2024.

Cuando se le preguntó si el divorcio fue el único fracaso de su vida, el Sr. Gates respondió: «Podría considerarse el primero de la lista. Hubo otras cosas, pero nada tan importante».

"El divorcio fue un momento miserable para Melinda y para mí durante al menos dos años", añadió, compartiendo que se sentía "más feliz" en los casi cuatro años transcurridos desde la separación, pero que aún lo consideraba "el error del que más me arrepiento".

A pesar de su divorcio, la pareja se ha mantenido en contacto y tienen tres hijos: Rory, de 25 años, Phoebe, de 22, Jennifer, de 28, y dos nietas, Leila y Mia, hijas de Jennifer. Tanto Gates como su exesposa mantienen actualmente relaciones con otras personas.

El año pasado, Melinda también compartió sobre su divorcio que, aunque difícil y doloroso, separarse de su esposo le trajo nuevas "maravillosas" oportunidades.

Reveló que empezaron a vivir separados durante la pandemia de COVID-19, turnándose para quedarse en casa con los niños. "Nos dio la privacidad para decidir qué hacer sin que nadie se diera cuenta. Yo vivía separada antes de tomar la decisión final de divorciarme. Tuve suerte de tener el espacio para hacerlo", dijo.