Isak quiere irse, pero el Newcastle no lo vende. |
En el fútbol moderno, los contratos suelen ser solo teóricos. Se supone que el poder reside en el club, pero en realidad, muchas veces es el jugador quien decide su propio futuro.
Un dicho popular en el mundo del fútbol, «Los jugadores jugarán donde quieran», parece no equivocarse nunca. Porque cuando están decididos a marcharse, pueden encontrar todo tipo de razones, desde las razonables hasta las ridículas e increíbles. Y recientemente, Juan Cruz, del Leganés, ha sentado un precedente sin precedentes: pedir la baja por maternidad para presionarlo a marcharse.
“Vacaciones” interminables y negativa a embarcar en el avión
Hay innumerables ejemplos en la historia del fútbol. Romario es el más vívido. Tras el Mundial de 1994, insistió en pasar tres semanas más en la playa de Brasil, negándose a regresar a Barcelona. Como resultado, unos meses después, Romario jugó en el Flamengo, abandonando el Camp Nou en estado de shock.
La forma más común de hacer huelga es negarse a entrenar o a subir a un avión para un torneo. Diego Costa lo hizo con el Chelsea para obligar al club a abrirle las puertas a su regreso al Atlético de Madrid.
Ousmane Dembélé se saltó los entrenamientos con el Dortmund hasta que el Barça aceptó pagar una fortuna para traerlo de vuelta. Gareth Bale también optó por guardar silencio, evitando los viajes del Real Madrid cuando surgieron rumores de traspaso. Incluso Luka Modric, que suele ser discreto, se negó en una ocasión a viajar con el Tottenham, y finalmente pisó el Bernabéu.
Dembélé también se rebeló para irse. |
Si estas acciones fueran simplemente una "huelga", algunos casos se convirtieron en dramas increíbles. Claude Makelele, mientras jugaba en el Celta de Vigo, montó una escena en la que su coche fue apedreado y luego denunció a la policía que había sido atacado por aficionados, todo con el único fin de irse. Esta treta le allanó el camino para fichar por el Real Madrid.
Se dice que William Gallas fue más allá. Durante su disputa con Mourinho en el Chelsea, se rumoreó que habría amenazado con marcar un autogol si se le obligaba a seguir jugando. Aunque Gallas lo negó posteriormente, el incidente demostró la determinación de un jugador que quería dejar el club.
Razones extrañas: desde el clima hasta… el idioma
También hay jugadores que dan razones tan ridículas que resultan casi increíbles. Faustino Asprilla, la estrella del Parma, dijo con franqueza que quería irse de Italia porque... "hacía demasiado frío". Carlos Tévez, durante su etapa en el Manchester City, dio la excusa de "no entender el idioma" y de que no le gustaba la comida inglesa. El punto álgido del conflicto llegó cuando Tévez se negó a calentar durante el partido en Múnich, lo que desató uno de los mayores escándalos de la historia de la Premier League.
Hulk, por su parte, justificó su marcha del Zenit a China con una razón aparentemente razonable: «Quiero que mis hijos aprendan chino». Pero todos entendieron que era solo una tapadera para un contrato de decenas de millones de dólares.
Quizás el caso más impactante sea el de Dimitri Payet. Durante su mejor momento en el West Ham, el centrocampista francés declaró sin rodeos: «Si el club no me vende al Marsella, me romperé el ligamento cruzado anterior».
Una amenaza extrema, pero funcionó. El West Ham no tuvo más remedio que ceder, y Payet regresó a la Ligue 1 con satisfacción.
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Una vez Hulk inventó razones increíbles para presionar al club y que le permitieran irse. |
En esa imagen, Juan Cruz añadió un nuevo truco: pedir la baja por maternidad. En el fútbol, no es raro que los jugadores se aprovechen de intereses personales para presionar al club, pero la decisión de Cruz trascendió el marco habitual, abriendo una historia increíble en un mundo ya lleno de ejemplos extraños.
¿Quién tiene realmente el poder?
Los casos anteriores ilustran una gran paradoja del fútbol moderno: los clubes tienen contratos, reglas y regulaciones, pero son los jugadores quienes tienen el control real. La razón es simple: en un mercado de fichajes ferozmente competitivo, una estrella descontenta puede sembrar el caos en todo el sistema de un equipo. Los clubes lo suficientemente fuertes como para retenerlo, como hizo el Dortmund con Lewandowski, suelen durar solo una temporada. Después, la salida es casi inevitable.
Juan Cruz es solo un pequeño ejemplo, pero refleja una tendencia general: los jugadores de hoy saben cómo explotar cualquier resquicio, desde la ley hasta la opinión pública, para decidir su propio futuro. Para los aficionados, estas historias pueden ser interesantes y satíricas, pero para los clubes, son un dolor de cabeza constante.
Desde vacaciones interminables, acusaciones falsas, amenazas de autogol, excusas por el clima y el idioma, hasta autolesiones, el fútbol ha visto todo tipo de trucos que los jugadores usan para conseguir lo que quieren. Y ahora, con la "baja por maternidad", Juan Cruz añade otro capítulo al ya extenso libro de trucos para obligar a un club a hacer concesiones.
Puedes reírte, puedes negar con la cabeza, pero la verdad sigue siendo la misma: en el mundo del fútbol moderno, cuando un jugador quiere irse, es muy difícil para cualquier club retenerlo. Y las razones esgrimidas, razonables o irrazonables, a veces son solo una excusa para legitimar una verdad ya preestablecida.
Fuente: https://znews.vn/khi-cau-thu-muon-ra-di-chieu-tro-nao-cung-hop-le-post1578721.html
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