En los últimos tiempos, muchas escuelas han promovido su fortaleza interna, flexibilidad y creatividad, atendiendo los requerimientos de formación de recursos humanos para el desarrollo socioeconómico , compitiendo sanamente para mejorar la calidad e integrándose internacionalmente.
Sin embargo, en comparación con los objetivos establecidos, la autonomía universitaria en Vietnam ha avanzado con bastante lentitud, especialmente en términos de finanzas y activos. Hasta la fecha, solo cerca del 33 % de las universidades han autofinanciado sus gastos regulares y de inversión, y casi el 14 % de las escuelas autofinancian sus gastos regulares (grupo 2). Una de las razones de esta lenta autonomía es que no se han modificado las normativas legales especializadas de acuerdo con la Ley de Educación Superior, lo que ha generado dificultades para las escuelas.
Actualmente, las universidades públicas están reguladas directamente por diversas normas legales, como la Ley de Educación; la Ley de Educación Superior; la Ley de Ciencia y Tecnología; la Ley de Licitaciones; la Ley de Inversión Pública; la Ley de Gestión y Uso de Activos Públicos; la Ley de Construcción; la Ley de Tierras; la Ley de Seguridad Social; la Ley de Funcionarios Públicos y las leyes tributarias y financieras. Muchas normas progresistas de la Ley de Educación Superior se han visto interrumpidas, lo que ha generado congestión, debido a que las leyes especializadas no se han modificado a tiempo para ser coherentes.
Por ejemplo, existen regulaciones para la creación de empresas de ciencia y tecnología en instituciones de educación superior, pero no existen regulaciones claras y detalladas sobre el uso de capital, activos públicos, derechos de propiedad intelectual, etc., para su creación. La asignación de funcionarios y empleados públicos para aportar capital y gestionar empresas está prohibida por la Ley de Funcionarios Públicos, la Ley de Empresas y la Ley Anticorrupción.
Las escuelas tienen amplias facultades para decidir sobre la estructura organizativa, la contratación, el uso y la gestión del personal, profesores, funcionarios y empleados, así como sobre el personal administrativo y de gestión. Sin embargo, la implementación de estas cuestiones debe cumplir con las disposiciones de leyes especializadas, como la Ley de Funcionarios Públicos, la Ley de Emulación y Reconocimiento, el Código Laboral, etc.
La diversificación de las fuentes de ingresos de las escuelas también enfrenta numerosas barreras y no puede ser proactiva debido a las disposiciones de la Ley de Gestión y Uso de Activos Públicos, la Ley de Tierras, etc. Numerosas regulaciones relacionadas con el proceso y la autoridad para la toma de decisiones en la Ley de Inversión Pública y la Ley de Licitaciones también dificultan que las escuelas sean proactivas en diversas actividades relacionadas con la adquisición de equipos, la inversión pública y la construcción básica. Algunas disposiciones de la Ley de Educación Superior sobre estructura y modelos organizativos no solo son incompatibles con las disposiciones de leyes especializadas, sino que también son incompatibles con las prácticas internacionales.
El rápido desarrollo de la ciencia y la tecnología, la economía digital, la transformación digital y la inteligencia artificial han generado cambios en las necesidades y la estructura de recursos humanos, los métodos de enseñanza y aprendizaje, y la aplicación de la tecnología en la vida diaria. En este contexto, la falta de sincronización en el ámbito legal relacionado con la educación superior representará un gran obstáculo, dificultando que las escuelas promuevan el dinamismo, la positividad y la competitividad, y reduciendo la eficacia de la implementación de la autonomía universitaria.
La evidencia muestra que, hasta la fecha, aún existen muchas escuelas que carecen de la capacidad suficiente para implementar la autonomía, están acostumbradas al mecanismo de pedir y dar, están acostumbradas a ser guiadas y temen cometer errores. Mientras tanto, hay escuelas que abusan, se exceden en su autoridad y aún no han cumplido con su responsabilidad con la comunidad y la sociedad.
Para que el mecanismo de autonomía universitaria se implemente de manera sustancial, contribuyendo a la innovación y mejorando la calidad de la formación, es necesario establecer un marco jurídico claro y acorde con las prácticas internacionales. Paralelamente a la reforma de la Ley de Educación Superior, es necesario armonizar rápidamente el marco legal sobre autonomía con otras leyes pertinentes. Solo así la educación superior vietnamita tendrá las condiciones para generar un impulso como el del "Contrato 10", que experimentará un notable desarrollo en el futuro.
Fuente: https://giaoducthoidai.vn/tu-chu-dai-hoc-can-hanh-lang-phap-ly-dong-bo-post743704.html
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