La política educativa bilingüe de España, que pretende enseñar a los estudiantes tanto en español como en inglés, ha atraído la atención y ha logrado cierto éxito en los últimos años.

En 2023, España ocupó el puesto 35 en el mundo en competencia en inglés y fue calificada como “intermediamente competente”, según el ranking English Proficiency Index del grupo educativo internacional suizo EF Education First (EF EPI).

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Desde 1996, el Ministerio de Educación español y el British Council colaboran para implementar una política bilingüe. Foto: Centros Educativos Casvi

La política bilingüe se introdujo por primera vez en 1996, a través de una colaboración entre el Ministerio de Educación español y el British Council, para mejorar el dominio del inglés de los estudiantes, lo que aumentaría sus oportunidades profesionales y su competitividad global. El programa se implementa en escuelas públicas españolas.

En el año 2000, los gobiernos regionales autónomos de España comenzaron a implementar sus propios programas bilingües, y desde entonces el número de escuelas participantes ha crecido exponencialmente. Hasta el momento, el programa ha llegado a 40.000 alumnos en 90 centros de educación infantil, primaria y 58 de secundaria de 10 comunidades autónomas, según British Council España .

Expectativas y realidad

Uno de los mayores problemas de la política de educación bilingüe en España es la brecha entre las expectativas y los resultados reales.

Aunque el programa se ha expandido rápidamente, creciendo casi un 500 por ciento en una década, también ha enfrentado críticas por no cumplir con las altas expectativas de los padres y educadores. El debate sobre cómo mejorar este modelo bilingüe sigue siendo un tema candente en los círculos educativos españoles.

Los padres en España ven la educación bilingüe como una clave para el futuro exitoso de sus hijos, esperando que al inscribirlos en escuelas bilingües, sus hijos sean competentes tanto en español como en inglés. Sin embargo, ese no es el objetivo de la política ni refleja la realidad, según el diario Ediciones El País .

“Los padres deben comprender que no buscamos desarrollar una capacidad de habla similar a la de un nativo. Nuestro objetivo es la fluidez práctica, ayudando a los estudiantes a usar el inglés en situaciones de la vida real”, afirmó María Luisa Pérez, profesora de Inglés en la Universidad de Jaén (España).

Esta visión es coherente con el enfoque del inglés como lengua franca (ELF), que enfatiza la capacidad comunicativa en lugar de la pronunciación o gramática perfectas. Según los investigadores de ELF, lo más importante es que los estudiantes puedan utilizar el inglés como una herramienta interactiva, no hablar con la perfección de un hablante nativo.

“Ningún estudiante puede hablar un segundo idioma tan bien como su lengua materna. El enfoque debe estar en la comunicación, no en la perfección”, afirmó en una entrevista reciente el Dr. David Marsh, innovador educativo que ayudó a desarrollar el enfoque de Integración de Contenidos y Lenguas (AICLE).

Él y sus colegas descubrieron que muchos estudiantes europeos, después de ocho años de estudiar inglés, todavía tenían dificultades para hablar con fluidez.

Desafíos y aspectos destacados en la implementación

Aunque los objetivos de la política de educación bilingüe son encomiables, su implementación es desigual en toda España. Una de las cuestiones importantes son los requisitos que deben cumplir los docentes en las diferentes regiones.

Algunas regiones sólo exigen que los profesores alcancen un nivel B2 de inglés, lo que representa fluidez pero no dominio, mientras que otras exigen un nivel C1, que representa un mayor nivel de competencia. Esta brecha ha generado preocupación por el hecho de que muchos docentes no tienen las habilidades necesarias para enseñar materias en inglés.

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La implantación del bilingüismo en España ha planteado una serie de problemas. Foto: Kingster College

Además, la falta de consejeros lingüísticos en las escuelas públicas bilingües ha agravado este problema. El plan original del Ministerio de Educación español y el British Council era contar con consultores con experiencia en el sistema educativo británico para ayudar en el desarrollo del currículo.

En la práctica, sin embargo, estos consejeros han sido reemplazados por coordinadores escolares, que a menudo son profesores con los mejores conocimientos de inglés, pero que carecen de experiencia en liderazgo educativo o enseñanza bilingüe. “Estábamos básicamente solos, sin una orientación o apoyo claro”, dijo Laura, coordinadora de un programa bilingüe en Madrid.

A pesar de los desafíos, la política de educación bilingüe de España ha producido algunos resultados positivos. Estudios, como el informe Mon-CLIL realizado por las universidades de Jaén y Córdoba, muestran que los estudiantes de programas bilingües suelen tener mejores resultados en inglés que sus compañeros de programas monolingües.

Los estudiantes de escuela primaria en programas bilingües informaron un puntaje promedio en inglés 1,23 puntos más alto que sus compañeros no bilingües, mientras que los estudiantes de escuela secundaria obtuvieron puntajes 2,4 puntos más altos.

En particular, el estudio encontró que los estudiantes bilingües superaron a sus compañeros en español, obteniendo 0,46 puntos más en la escuela primaria y 1 punto más en la escuela secundaria.

En otras materias, como geografía, historia y ciencias, los estudiantes bilingües también obtuvieron resultados ligeramente mejores, aunque las diferencias no fueron tan pronunciadas. “Los estudiantes bilingües tienen ventaja no sólo en inglés sino también en otras materias, incluso en español”, afirmó Ignacio, uno de los investigadores principales del informe.

Lecciones aprendidas

Los países que buscan introducir el inglés como segunda lengua pueden aprender muchas lecciones de la política de educación bilingüe de España. Lo primero es establecer expectativas realistas. En lugar de prometer habilidades de inglés similares a las de un nativo, el enfoque debería estar en equipar a los estudiantes con habilidades de comunicación prácticas para participar de manera efectiva en un mundo globalizado.

También es importante comenzar a aprender un idioma de forma temprana. Los países deberían introducir el inglés desde la escuela primaria y brindar apoyo continuo durante todo el aprendizaje de los estudiantes. Este enfoque garantiza que los estudiantes construyan una base sólida que pueda reforzarse aún más a medida que avanzan en su educación.

Otra lección importante es priorizar la formación docente. Los profesores deben hablar inglés con fluidez y tener un buen conocimiento de los métodos de enseñanza. Esto garantiza que los profesores no sólo transmitan el contenido de la materia en inglés, sino que también ayuden a los estudiantes a comprender mejor el idioma a través del aprendizaje de otras materias.

Los países también deben garantizar que se proporcionen recursos adecuados, incluido el acceso equitativo a materiales de enseñanza e infraestructura. Sin estos recursos pueden surgir disparidades en los resultados educativos, como se ha visto en algunas regiones de España.

Un elemento importante para mejorar la educación bilingüe es el seguimiento y ajuste periódico del programa. La evaluación continua ayuda a identificar áreas de mejora en los resultados del aprendizaje de los estudiantes y la eficacia de los docentes, lo que permite que el sistema educativo sea más flexible y receptivo.

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