Un modelo de IA ayuda a predecir grandes terremotos con meses de antelación

El trabajo fue dirigido por el geofísico y científico de datos Társilo Girona, del Instituto Geofísico de la Universidad de Alaska Fairbanks (EE. UU.). El geólogo Kyriaki Drymoni, de la Universidad Ludwig-Maximilians de Múnich (Alemania), es coautor.

Su método para la detección temprana de terremotos, basado en el aprendizaje automático, fue publicado a finales de agosto en la revista Nature Communications .

Los autores desarrollaron un algoritmo informático para buscar datos de actividad sísmica inusual. Un algoritmo es un conjunto de instrucciones informáticas que enseñan al programa a interpretar datos, aprender de ellos y tomar decisiones o predicciones fundamentadas.

El estudio se centró en dos grandes terremotos: el terremoto de Anchorage, Alaska, de 2018, de magnitud 7,1, y el terremoto de Ridgecrest, California, de 2019, de magnitud 7,1.

El equipo descubrió que antes de cada terremoto, algunas áreas del centro-sur de Alaska y el sur de California experimentaron una actividad sísmica inusualmente baja que duró alrededor de tres meses.

“Las redes sísmicas modernas generan enormes conjuntos de datos que, cuando se analizan adecuadamente, pueden proporcionar información valiosa sobre los precursores de los eventos sísmicos”, afirmó Girona.

“Los avances en el aprendizaje automático y la computación de alto rendimiento podrían desempeñar un papel transformador, ayudando a los investigadores a identificar patrones significativos que podrían indicar un terremoto inminente”, añadió.

Los autores afirman que el algoritmo se probará en escenarios casi en tiempo real para identificar y abordar posibles desafíos para la predicción de terremotos. También añaden que el método no debe aplicarse a nuevas áreas sin entrenar el algoritmo con datos sísmicos históricos de esa zona.

“Un pronóstico preciso puede salvar vidas y minimizar las pérdidas económicas al proporcionar una alerta temprana que permita una evacuación y preparación oportunas”, enfatizó Girona.

Sin embargo, la incertidumbre inherente a la predicción de terremotos también plantea importantes cuestiones éticas y prácticas. Las falsas alarmas pueden provocar pánico innecesario, perturbaciones económicas y pérdida de confianza pública, mientras que las predicciones erróneas pueden tener consecuencias catastróficas, añadió.