En esta política, la denominación de nuevos barrios y comunas después de un acuerdo y una fusión es también una historia de historia, cultura, identidad y consenso social.
En todo el mundo, muchos países que han experimentado reformas administrativas a gran escala han tenido sus propios enfoques para resolver el problema de la denominación de las unidades administrativas después de la reorganización y la fusión.
Francia
Desde 2010, Francia ha implementado oficialmente el modelo de “comuna nouvelle” (nueva comuna), que permite a las comunas adyacentes fusionarse voluntariamente en una sola unidad administrativa para agilizar el aparato. El nombre de una nueva comuna no sólo debe garantizar la legalidad y no superponerse con otras unidades administrativas, sino que también debe reflejar características culturales e históricas y garantizar la equidad entre las comunas constituyentes.
De hecho, Francia ha formado tres direcciones comunes para nombrar a las comunas después de la fusión. Algunos lugares optan por mantener el nombre de la comuna más grande o de la comuna que desempeña el papel de nuevo centro administrativo, generalmente la unidad con una ubicación geográfica más favorable, mayor población o mayor valor histórico. Se trata de un sistema de denominación sencillo y aceptable, pero que a veces genera una sensación de pérdida para las comunas más pequeñas durante el proceso de fusión.
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Francia ha desarrollado tres direcciones comunes para nombrar a las comunas después de la fusión. Foto: Ouest-France. |
Algunas otras localidades optan por combinar los nombres de dos o más comunas para garantizar el equilibrio y demostrar solidaridad. Sin embargo, esta combinación de nombres a veces da como resultado que el nombre de la nueva comuna resulte demasiado largo, difícil de recordar o carente de atractivo estético para la comunicación y la administración.
Para superar esto, muchos municipios han optado por una tercera solución: crear un nombre completamente nuevo, ya sea neutral o basado en las características geográficas e históricas de la región. Por ejemplo, el nombre “Beaupréau-en-Mauges” es una combinación de un nombre de lugar tradicional y el nombre de una región cultural más amplia, creando una identidad distinta sin favorecer a ninguna comuna del grupo fusionado.
El proceso de denominación de las unidades administrativas en Francia se inscribe siempre en un marco jurídico claro y con consulta democrática. El nuevo nombre de la unidad administrativa lo decide el consejo comunal recién creado, pero antes de eso se suele consultar a los residentes locales, lo que crea consenso y limita los conflictos. Al mismo tiempo, en algunos casos, los nombres de antiguas comunas todavía se utilizan a nivel de “comuna componente” como una forma de preservar la memoria y la identidad de la comunidad.
De la experiencia francesa se desprende que la elección del nombre de una nueva unidad administrativa tras una fusión no puede separarse de factores históricos, emocionales y simbólicos, porque un nombre no es sólo un identificador, sino que también conlleva los recuerdos, la identidad y las expectativas de toda una comunidad.
Japón
Desde finales de la década de 1990 hasta mediados de la década de 2000, Japón emprendió una ola de reformas administrativas a gran escala, conocidas como la “Consolidación Heisei”, destinadas a reducir el número de ciudades, pueblos y aldeas a un nivel más razonable.
En Japón, las fusiones no sólo tienen que ver con la combinación de fronteras y aparatos administrativos, sino también con la mezcla y fusión de identidades locales. La denominación de una nueva unidad administrativa debe por tanto tener en cuenta numerosos criterios: ser fácil de identificar, no generar confusión, capaz de representar a toda la nueva comunidad y, igualmente importante, debe crear consenso entre la población. Una tendencia común es elegir nombres que sean neutrales, no excesivamente tendenciosos hacia ninguna ciudad o pueblo en particular dentro del grupo fusionado. Esto es para evitar la sensación de privación o pérdida de identidad local que es tan fuerte en muchas pequeñas comunidades japonesas.
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Las localidades de Japón a menudo consultan ampliamente con sus residentes antes de decidir un nuevo nombre. Foto: Mj-bird. |
Además, muchas localidades han optado por crear nuevos nombres combinando elementos geográficos típicos, patrimonio cultural o palabras con significados positivos, evocando fácilmente imágenes brillantes del futuro. Un ejemplo típico es la ciudad de Minamisanriku en la prefectura de Miyagi: el nombre es una combinación de “Minami” (sur) y “Sanriku” (el nombre de la zona costera local), lo que refleja tanto su ubicación geográfica como su identidad regional. Algunos otros lugares optan por utilizar los nombres de ríos, montañas o monumentos destacados de la zona como puntos de conexión simbólicos para la nueva unidad, creando un sentido de coexistencia y desarrollo armonioso.
Las localidades de Japón suelen celebrar referendos públicos antes de decidir un nuevo nombre. Estos debates, a veces acalorados e incluso prolongados, desempeñaron un papel importante en la creación de consenso y cohesión comunitaria después de la fusión. En algunos lugares incluso se organizan concursos de nombres con la participación de estudiantes, ancianos y otros grupos sociales, convirtiendo el proceso de nombramiento en un amplio evento cultural comunitario.
Japón también permite que las antiguas unidades administrativas sigan existiendo como áreas subadministrativas, en las que los nombres tradicionales se mantienen a nivel local. Esto ayuda a aliviar los sentimientos de arrepentimiento y a preservar los valores históricos y culturales locales. Este enfoque flexible y el respeto por el sentimiento comunitario son un punto brillante en la gobernanza administrativa en Japón y una experiencia valiosa para otros países al implementar reformas administrativas similares.
Corea
En Corea, las unidades administrativas básicas como "si" (ciudad), "gun" (condado) y "gu" (condado) a menudo se fusionan o se ajustan sus límites para mejorar la eficiencia administrativa, especialmente en zonas rurales o periurbanas que están experimentando un descenso de la población. Cuando se establece una nueva unidad administrativa, darle un nombre se considera el primer paso para crear identidad y consenso para la nueva comunidad. Este proceso suele ser iniciado por las autoridades locales, pero también involucra a los ciudadanos a través de encuestas, talleres públicos o concursos de ideas de nombres. El objetivo es garantizar que el nombre sea a la vez simbólico y ampliamente representativo de los territorios fusionados.
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Un punto notable al nombrar nuevas unidades administrativas en Corea es la combinación de elementos tradicionales y modernos. Foto: The Korea Herald. |
Un punto notable al nombrar nuevas unidades administrativas en Corea es la combinación de elementos tradicionales y modernos. Muchas localidades optan por nombrar sus localidades basándose en el terreno natural, como ríos, montañas, mares o sitios históricos típicos, para mantener vínculos con su antigua identidad. Sin embargo, muchos lugares eligen proactivamente nombres que miran al futuro y expresan el deseo de desarrollo, prosperidad y modernización. Por ejemplo, cuando los condados de Yeongi y Gongju se fusionaron en 2012 para formar una nueva unidad administrativa especial llamada “Sejong”, el gobierno decidió nombrarla en honor al Rey Sejong el Grande –símbolo coreano del conocimiento y la reforma– para transmitir el mensaje de desarrollo nacional basado en el conocimiento y la ciencia.
Al igual que Japón o Francia, Corea del Sur permite que los antiguos nombres de unidades administrativas más pequeñas permanezcan en la forma de "eup", "myeon" o "dong", es decir, ciudades, pueblos o barrios bajo la nueva unidad administrativa. Esto no sólo facilita la gestión administrativa sino que también preserva parte del patrimonio y la memoria comunitaria de la población local. En muchos casos, las antiguas unidades administrativas siguen desempeñando un papel importante en las actividades culturales y sociales y mantienen el apego de los residentes a la localidad donde viven.
La experiencia de Corea demuestra que nombrar unidades administrativas es una oportunidad para expresar estrategias de desarrollo local y al mismo tiempo afirmar el respeto por el pasado y el espíritu comunitario. El nombre no puede basarse únicamente en factores técnicos o conveniencia de gestión, sino que debe escuchar los pensamientos de la gente, preservar los valores tradicionales y transmitir expectativas positivas para el futuro.
Fuente: https://khoahocdoisong.vn/cac-nuoc-dat-ten-don-vi-hanh-chinh-moi-sau-sap-nhap-the-nao-post269720.html
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