Hue no tiene una belleza espléndida, pero casi ningún lugar del país puede provocar emociones tan románticas y profundas como este. Hue es como una chica elegante con un ao dai suelto, sencilla y reservada, pero extrañamente atractiva.
La antigua capital aún conserva la imagen de los majestuosos mausoleos, palacios y torres rojas de las antiguas dinastías, todos cubiertos por una misteriosa capa de tiempo, lo que hace que quienes han puesto un pie aquí estén aún más ansiosos por explorar y aprender sobre las historias históricas escondidas en cada obra arquitectónica.
Mirando las torres, las puertas de madera dorada o las elaboradas tallas, todo parece remontarse a un pasado glorioso, regio y orgulloso. La belleza de Hue no está sólo en el paisaje, sino también en el patrimonio y los recuerdos que existen en el corazón de la tierra a lo largo del poético río Huong.
Revista Heritage
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